OTRO MUNDO ES POSIBLE (Y URGENTE)

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Quién gana con esta guerra? Segunda parte


¿Quién gana con esta guerra?


Parte II

Raúl Romero*

      La guerra que desató el gobierno de Calderón desde 2006 produce incalculables ganancias  para la industria armamentista norteamericana, la misma que viene de ganar millones de dólares en Irak, Afganistán y que ahora encuentra un importante mercado en México y Libia. Para no caer en simples especulaciones, vale la pena compartir algunos datos importantes.

      El 80% de las armas que han sido incautadas al crimen organizado en México provienen de EUA[1]. Según datos de la Procuraduría General de la República a cada minuto ingresa un arma de manera ilegal a nuestro país, de las cuales entre el 40 y 60% provienen de EUA. En EUA existen 40 grandes empresas armamentistas, fabricantes o exportadoras. Al año comercializan más de 3 millones de armas que generan 30 mil millones de dólares, aproximadamente. El costo de las armas en el mercado negro va de los 800 a los 2 mil dólares por arma[2].

       Fomentar la guerra es la verdadera intención de ambos gobiernos: ello les asegura ganancias económicas y políticas. Además de acumular riqueza económica, utilizan los medios de comunicación masiva para difundir un discurso auto-legitimador e imponer en el ideario colectivo la noción de que la “guerra contra el narcotráfico” –o “lucha”, como han decidido renombrarla- es por seguridad. Al mismo tiempo, los impulsores de la guerra reforman el marco jurídico-legal de la nación para eliminar derechos y libertades en nombre del “bienestar”. Nos arrastran de esta forma a un Estado de excepción donde los derechos humanos más básicos pueden ser violados en nombre de la seguridad.

     La guerra resulta un negocio redituable para políticos y empresarios; genera riquezas y miedo; por ello la impulsan. Así lo demuestra la operación Rápido y furioso, acción implementada por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos en la que se permitió la entrada de armas a México con el pretexto de que luego las rastrearían y capturarían a grandes traficantes. Duró 15 meses y entraron ilegalmente al país cerca de 1,765 armas.

        En el múltiple negocio de la guerra –el de la vida y la muerte, el de la destrucción y la reconstrucción- políticos y empresarios mexicanos y estadounidenses salen ganando: ellos son los verdaderos triunfadores. Por ello, si la guerra es capitalista, la paz es anticapitalista… y esa será nuestra bandera.



[2] Proceso 1793.

sábado, 12 de marzo de 2011

¿Quién gana con esta guerra?

12 de marzo, 2011

¿Quién gana con esta guerra?
Parte 1
Raúl Romero*


Hace unos días, al recibir un premio en la Ciudad de México, el escritor Eduardo Galeano señaló que México está siendo “víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.”[1]

Una semana después, el semanario mexicano Proceso publicó cifras de un “Reporte confidencial” que el Secretario de la Defensa Nacional –Guillermo Galván Galván- expuso ante diputados federales. En esas páginas se dan los siguientes datos: Fuerzas de Seguridad Pública: 1, 481 elementos asesinados y 1,046 heridos. Ejercito: 81 muertos y 190 heridos. Cárteles: 870 muertos y 190 heridos. Esto es 2432 muertos.

Ahora bien, la misma Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA) ha reconocido cifras que superan los 34 mil muertos como producto de la guerra iniciada por Calderón desde 2006. Comparando ambos informes, sabemos que hay más de 31, 500 personas asesinadas que nada tenían que ver con el supuesto objetivo de su guerra: el narcotráfico.

Acá se vuelve necesaria una precisión. El problema de tráfico y consumo de drogas en México es real: por el territorio nacional pasa mucha de la droga que luego es consumida en los Estados Unidos de América (EUA). Si ambos gobiernos tuvieran la disponibilidad de resolverlo lo harían. Programas integrales de salud y mayor fomento a sectores como educación, empleo y vivienda serían un buen inicio.

Pero ese no es su objetivo. En su lógica neoliberal (llamado por Samir Amin capitalismo salvaje) hacen (los poderosos) de la vida y de la muerte un negocio. Este fenómeno no es nuevo. El capitalismo ha ido “evolucionando” y perfeccionando sus métodos de explotación-dominación al grado de poner en peligro la sobrevivencia misma de la humanidad. Antes lo hicieron con la posibilidad de una guerra nuclear; ahora también agregamos los problemas medio ambientales y lo que ellos generan.

En este sentido, la guerra es también un negocio para la clase dominante. Siempre lo ha sido. Basta recordar que los EUA consolidaron su hegemonía mundial precisamente con el negocio de la guerra: las empresas norteamericanas no sólo vendieron muchas de las armas usadas durante la primera y segunda guerra mundial; sino que además se enriquecieron con el negocio de la reconstrucción de Europa.

Así pues, la guerra que actualmente se libra en México es también parte de ese negocio. Para pelearla, el gobierno y crimen organizado tienen que surtirse de armas que compran a nuestros vecinos del norte. Por eso han “cooperado” económica y militarmente con el gobierno mexicano para seguir librando esa batalla con la que empresarios y políticos norteamericanos siguen enriqueciéndose.


* Centro de Investigación para la Construcción de Alternativas (CIPCA)

martes, 8 de marzo de 2011

Dos historias de un mismo hecho: Las elecciones en Oaxaca.

6 de julio, 2010
Raúl Romero

LA HISTORIA DE LOS DE ARRIBA.

Oaxaca de Juárez, 6 de julio de 2010. Llegué el domingo a las 4 de la mañana a la ciudad de Oaxaca proveniente del DF. El conductor del autobús parecía haber adivinado mi urgencia por llegar. Ese día se llevaban a cabo elecciones en 14 estados de la República por lo que la atención de un amplio porcentaje de la sociedad mexicana estuvo dirigida a este proceso que los medios masivos de comunicación se encargaron de cubrir a su manera.

Estas elecciones fueron descritas por los “líderes de opinión” como “un ensayo rumbo al 2012”. Otros las calificaron como las “elecciones del miedo” sobre las que se pronosticaba un gran abstencionismo debido a la brutal guerra en la que nos han sumergido el gobierno federal, sus aliados y el narcotráfico. En Oaxaca las elecciones tuvieron una aureola especial, era la posibilidad de poner fin al símbolo del caciquismo y la impunidad que representa el gobierno de Ulises Ruíz Ortiz.

El 2 de julio el periódico estatal El Despertar “denunció” que miembros del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y del Frente Popular Francisco Villa (FPFV) se encontraban acuartelados en la Casa Autónoma Solidaria Oaxaqueña de Trabajo Autogestivo (CASOTA). El objetivo según el reportero era reventar las elecciones.

Por la mañana del mismo domingo la polémica se generó porque el mismo diario publicó en su primera plana una imagen de Gabino Cué (candidato de la “oposición”) a lado del ex dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Flavio Sosa. La foto tenía la leyenda: “Flavio y Gabino ¡son lo mismo!”. La guerra mediática continuó y al medio día las televisoras locales informaban que un grupo de 38 personas pertenecientes al FPFV habían sido detenidas en un hotel de la ciudad de Oaxaca. Se les habían decomisado bombas molotov, navajas, marihuana, etc. El gabinete de Ulises Ruiz informó que habían sido mandados por el gobierno del DF para reventar las elecciones.

Las elecciones nunca reventaron y a las seis de la tarde, hora en que se cumplía el plazo legal para presentar resultados de las encuestas de salida, Ciro Gómez Leyva anunció algunos resultados en Milenio Televisión. Para el caso de Oaxaca declaró que había ganado Gabino Cué de la Alianza para la Paz y el Progreso de Oaxaca (APPO). Unos minutos después apareció en conferencia de prensa Eviel Pérez Magaña –candidato de la alianza conformada por el Partido Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista- declarándose ganador; pero con temor e inseguridad concluyó su discurso diciendo que antes de llamar a festejar esperaría los resultados oficiales del Instituto Electoral del Estado de Oaxaca.

Dos horas más tarde la Fuente de las Ocho Regiones se llenaba de gente, miles de simpatizantes de Gabino Cué se reunían para celebrar la victoria que tanto Beatriz Paredes (presidenta nacional del PRI) como Pérez Magaña se negaban a reconocer. Las calles aledañas al centro se llenaban de coches que hacían sonar el claxon y en el aire se ondeaban las banderas del PAN, PRD, PT y Convergencia, todas juntas. En el centro de la ciudad los priístas comenzaban a recoger el escenario que habían mandado a instalar, la presencia de simpatizantes era diminuta.


LA HISTORIA DE LOS DE ABAJO Y A LA IZQUIERDA.

Especial para BUTAA. Oaxaca de Juárez, 6 de julio de 2010. Llegué el domingo a las 4 de la mañana a la ciudad de Oaxaca proveniente del DF. El conductor del autobús parecía haber adivinado mi urgencia por llegar. Ese día se llevaron a cabo elecciones en 14 estados de la República, por lo que la atención de un amplio porcentaje de la sociedad mexicana estuvo dirigida a este proceso que los medios masivos de comunicación se encargaron de cubrir a su manera.

Apenas me instalé, salí a las calles con cámara de video y libreta en mano a registrar algunos hechos. Hasta las 2 de la tarde la presencia de la gente en las casillas era escasa, pero en cuanto los rayos del sol –que calentaban más el ambiente- comenzaron a desaparecer, la gente hizo largas filas para ejercer su derecho al voto.

A las 5 de la tarde recibí la llamada de un amigo que había conocido en territorio zapatista durante la primer jornada de trabajo que realizó la Brigada Universitaria de Trabajo Andrés Aubry en el verano de 2009. Ricardo –a quién llamaré así por cuestiones de seguridad- había sido un activo militante durante las movilizaciones de la APPO en 2006. A los 17 años de edad era dirigente de una barricada y se enfrentó en varias ocasiones a los gorilas de Ulises Ruíz. Un día Ricardo fue detenido mientras se alejaba de un mitin por la libertad de los presos. Estuvo preso varios días por un delito que le fue fabricado –posesión de arma- y fue torturado por la policía que quería obligarlo a denunciar a sus compañeros. Aún cuenta con rabia como le enterraban agujas en los tobillos, luego venían las descargas eléctricas.

Ricardo me invitó a su colonia, la cual me presumió como “una de las más organizadas” e inmediatamente me trasladé para allá. Al llegar me topé con una gran cantidad de policías que resguardaban las instalaciones del instituto electoral del estado. Ricardo me recibió y noto mi mirada de asombro ante tanta policía, pues apenas me estrechó la mano me dijo: “no te asustes, estos cerdos no entran a mi colonia”. Caminamos unos metros y llegamos a las casillas que habían instalado en una casa. Ya habían cerrado y estaban contando los votos. Afuera unas treinta personas esperaban el resultado.

Ricardo me presentó con casi toda la gente, la mayoría son de la misma familia. Me presentó a un niño de 11 años y me dijo con un tono que nunca olvidaré: “a él tal vez lo has visto en la tele o en los documentales, es el niño APPO y a los 9 años la AFI lo encañonó y se lo quería llevar por terrorista”.

Ahí me quedé platicando con los compas, rompiendo el hielo e intentando saber qué y cómo habían cambiado sus vidas luego del 2006. Me contaron muchas historias que luego reproduciré. Lo importante ahora para mí era saber cómo habían terminado involucrados en las elecciones.
La mayoría de ellos me dijeron no creer en las elecciones, que estaban seguros que Cúe era la misma “porquería” y hasta con tono de broma uno de ellos me dijo: “va seguir robando, pero ahora será de otro color el ratero”.

Ya daban las 8 de la noche y los funcionarios de casilla no daban los resultados. La gente afuera empezó a presionarlos. Unos minutos más tarde aparecieron los resultados de esa casilla: la “alianza contra-natura” (PAN-PRD-PT y Convergencia) ganaba por dos a uno.

La gente estalló en júbilo y comenzó a gritar esas históricas frases que se convirtieron en símbolo de sus resistencia: ¡Ya cayó, ya cayó. Ulises ya cayó! y ¡No que no, si que sí. Chingó a su madre el PRI!

Y entonces ¿quién ganó?

Para los medios, los partidos políticos y la democracia electoral ganó Gabino Cúe y perdió el PRI, cierto. Para la organización que sobrevive a pesar de brutal guerra y represión en el sexenio que termina es un triunfo: haber derrotado a Ulises aun con el apoyo de Peña Nieto y otros gobernadores priístas del país es un logro que hay que aplaudir.

Ahora falta lo que lo que falta, pues este pueblo digno y rebelde vio esto como un triunfo que en lugar de desmovilizar alienta la movilización.

Felicidades Oaxaca, vamos por lo que sigue…

miércoles, 2 de marzo de 2011

Logros y retos de la revolución cubana: Un balance de medio siglo[1]

otoño-invierno, 2009

Raúl Romero
ALAI


Han pasado ya cincuenta años desde que la sociedad cubana, encabezada por el Movimiento 26 de Julio, derrocó al dictador Fulgencio Batista y a la oligarquía de la isla. Desde entonces mucho se ha dicho sobre ese proceso que influyó –e influye- en toda América Latina. Sin embargo, ante la crisis[2] que actualmente enfrenta el capitalismo neoliberal, manifestada en una de las más grandes recesiones económicas de la historia, aunado al ascenso de gobiernos de corte socialista en el continente americano, se vuelve indispensable reflexionar sobre los logros y retos que hoy enfrentan la sociedad y el Estado en Cuba; este es el objetivo del presente ensayo. La tarea no fue fácil. Las miles de páginas que se han escrito sobre el tema fueron al principio una fuente de información valiosa. Más tarde, a la hora de discriminar y seleccionar información, se convirtieron en un obstáculo. Por ello, en este escrito intentamos recuperar las generalidades que aparecen en la literatura sobre el tema.

El trabajo se divide en tres partes. En el primer apartado analizamos los logros en materia de educación, salud y vivienda; los cuales son reconocidos como “derechos fundamentales” por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En este punto nos apoyamos con algunos datos estadísticos con la intención de apegarnos lo más posible a la realidad, evitar el autoengaño y argumentar “objetivamente” nuestra posición en cuanto al tema. En la segunda parte analizamos los elementos que marcan la diferencia entre el socialismo cubano y “socialismo realmente existente” reproducido en la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Al final, planteamos algunas interrogantes y enumeramos parte de las deudas que el Estado cubano tiene con su pueblo.

I. Los logros: educación, salud y vivienda.

Uno de los grandes logros en lo teórico y en lo práctico de la revolución cubana, es que ha sabido transformarse a medida que el orden mundial y las nuevas relaciones sociales se lo exigen. Quizá por ello la revolución cubana ha enfrentado con éxito diferentes momentos críticos de su historia nacional y del continente: desde la etapa de dictaduras neoconservadoras impuestas y financiadas desde Estados Unidos de América en América Latina, los varios intentos por derrocar o asesinar al ex - presidente Fidel Castro –también apoyados por EUA-, hasta la caída del bloque soviético, principal socio económico y aliado político de la mayor de las Antillas.

Dos ejemplos basten para ilustrar este reordenamiento en la política cubana. El Partido Comunista de Cuba (PCC), “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”[3], se autodefinió desde su origen como ateo, atendiendo así la premisa marxista que dice que las religiones son el “opio del pueblo”. Este hecho reflejaba un marxismo ortodoxo incompatible con la realidad latinoamericana, la cual se caracteriza por contar con una sociedad mayoritariamente católica. En 1980, como respuesta resultado de la crítica de la sociedad nacional e internacional, el PCC se redefinió como laico[4]. Esta apertura encuentra su máxima expresión en 1998 cuando por vez primera Juan Pablo II (quien fue considerado uno de los responsables del declive del comunismo europeo) visitó Cuba.

Otro de los temas sobre los cuales se han hecho fuertes críticas al Estado cubano, y sobre el cual también se evidencia una apertura en cuanto a las políticas gubernamentales, es el referente a la diversidad sexual. Muchos son los detractores que han calificado de “homofóbico” al gobierno de Fidel Castro, sin embargo no dicen nada cuando se trata de reconocer que desde hace algunos años el gobierno cubano también se sumergió en la batalla por el respeto a las diferencias sexuales. En 2004 el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) empezó una amplia campaña por la diversidad sexual, que materializó sus logros en 2008 cuando se celebró en la Isla el Día Mundial contra la Homofobia. Por la misma línea, en marzo de 2009 tuvo lugar la Campaña por el respeto a la libre orientación sexual, evento que concluyó con la firma de la resolución número 126 suscrita por el ministro de Salud Pública José Ramón Balaguer y en la  en la cual se establece la creación de un Centro de Atención a la Salud Integral de las Personas Transexuales. Esta nueva institución se encargará de realizar tratamientos médicos totales o parciales de cambio de sexo.

Pero no es en el área de religión o de sexualidad donde el gobierno cubano ha alcanzado sus máximos logros, sino en garantizar a la sociedad cubana los derechos fundamentales más importantes: alimentación, salud, educación y vivienda.

En materia de salud los logros son innegables. Ilustremos con algunos datos. La alimentación está garantizada por el Estado; mediante la entrega de una canasta básica se asegura la ingesta necesaria de proteínas, carbohidratos y grasas; componentes de una alimentación sana (conocidos en la nutriología como macronutrientes). La esperanza de vida al nacer en Cuba es de 77 años y por cada 158 habitantes existe un médico. En 2005 el porcentaje del Producto Interno Bruto destinado a los servicios de salud en Cuba representó el 7.1%, mientras que en México para el mismo año fue de 6.4%. De igual forma, el porcentaje del gasto total en salud por parte del gobierno cubano en el mismo año fue de 90.8%, mientras que el gobierno de los EUA únicamente cubrió 45.1% y el mexicano el 45.5%[5]. Cierto es que las diferencias demográficas y económicas entre estos países son enormes, pero el ejemplo nos es útil si se trata de señalar el compromiso que el gobierno cubano tiene en este campo.

El sistema de salud de Cuba tiene cuatro niveles: el médico de la familia, que vive a unas cuantas cuadras de la casa; el policlínico del barrio; el hospital del la zona; y los institutos especializados. Los servicios de salud son gratuitosincluyendo los de tecnología avanzada. No está por demás decir que en esta materia aun existen fuertes problemáticas; basta mencionar la inexistencia o escasez de ciertos medicamentos, insumos y equipos médicos, lo anterior como consecuencia del bloqueo económico impuesto y ratificado por los distintos gobiernos de EUA desde 1962 y que a la fecha se calculan en 93,000 millones de dólares las pérdidas, según datos del gobierno encabezado por Raúl Castro.

En educación los logros también son irrefutables. Como resultado de la Campaña Nacional de Alfabetización y Postalfabetización iniciada desde 1959, Cuba se autoproclamó como Territorio Libre de Analfabetismo el 22 de diciembre de 1961. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO, por sus siglas en inglés- señala que el 99.8% de los cubanos mayores de 15 años saben leer y escribir, porcentaje que alcanza el 100% en la población entre 15 y 24 años[6].

Como es sabido, Cuba es un “Estado socialista” y casi todos los bienes de la nación y que de sus tierras y mares se obtienen son propiedad de la sociedad y administrados por el Estado, sin embargo, éste reconoce la necesidad que el pueblo sea propietario de sus viviendas. El artículo noveno constitucional dice que el Estado trabajará para que cada familia “tenga una vivienda confortable”; punto que es ratificado en la Ley General de la Vivienda:

“La propiedad personal de la vivienda debe entenderse en el verdadero sentido de esa forma de propiedad en las condiciones concretas de construcción del socialismo en nuestro país, es decir, esencialmente como el derecho de disfrutar de una vivienda por el propietario y su familia, sin pago alguno después de abonar su precio, sin que en ningún caso puede el derecho de propiedad personal de la vivienda convertirse en un mecanismo de enriquecimiento ni de explotación.”[7]

Varios especialistas en el tema han dirigido su crítica al sistema cubano señalando que estos logros se han conquistado a costa de la libertad individual o de restricciones políticas. En el siguiente apartado analizamos cómo esas libertades democráticas también son un hecho en Cuba, aunque aun tienen algunas deficiencias.

II. Liberación, emancipación y democracia: construyendo un nuevo socialismo

La libertad y la democracia son valores que se refuerzan y se vuelven bandera en la  modernidad. El proyecto ilustrado se propuso liberar a los hombres de las cadenas del oscurantismo y construir redes de redistribución del poder en nombre de la igualdad. Libertad, igualdad y fraternidad fueron las banderas de la Revolución francesa, símbolos de transición social y de ruptura con el sistema anterior. Sin embargo –como ya lo señalaron Adorno y Horkeimer[8]-, esta misma modernidad civilizada y racional, en lugar de promover la liberación de las naciones, reprodujo las formas más crueles de esclavitud y discriminación racial; “capitalismo salvaje” como lo llama Samir Amin[9]. El liberalismo-capitalista hizo de la libertad su emblema. Pero, como ya señaló Marx desde hace dos siglos, se limita solamente a la libertad de mercado, por lo que la “libertad” es degenerada en mercancía a la que sólo tienen acceso aquellos quienes pueden pagarla.

Como en muchos de los países que fueron colonia, en Cuba la lucha por la libertad pasa por la lucha de liberación nacional. El movimiento que se levantó contra la dictadura de Batista evidenció la sobrevivencia de estructuras impuestas desde la colonia que imposibilitaban el desarrollo integral de la nación y fortalecían la dependencia ya no hacia el Imperio español, sino hacia el imperialismo construido desde los EUA. El antropólogo mexicano Jorge Alonso señala al respecto que “la lucha de la sociedad cubana es un ejemplo de emancipación, de liberación del dominio imperialista norteamericano y de dignidad en la autodeterminación”[10]

Este antiimperialismo distintivo de la Revolución en Cuba fue, junto al humanitarismo, el argumento principal para tender lazos solidarios con otros pueblos del mundo: apoyo logístico, asistencia médica, ayuda en procesos de alfabetización y otras formas de solidaridad son parte del “capital social” que Cuba ha dado a los pueblos que también buscan conquistar una independencia y soberanía real.

En los años recientes, cientos de maestros cubanos ayudaron a los gobiernos de Venezuela y Bolivia en su lucha contra el analfabetismo. Hoy, estos tres países son los únicos libres de analfabetismo en América Latina. No está por demás decir que en mayo de 2009 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, a través de su Presidente Miguel d’Escoto, informó la designación de Cuba como “Paradigma de Solidaridad Internacional”.

No es diferente dentro de la isla. La cultura de la solidaridad se encuentra muy asentada en la mayor parte de la sociedad cubana. Los lazos que le unen son tan fuertes que igual les hacen responder rápidamente a los ciclones y huracanes que constantemente azotan a la Isla, que estar preparados para cualquier amenaza de guerra. Pero la revolución cubana plantea no sólo una lucha por liberación nacional, sino que al mismo tiempo se pone al frente la idea de emancipación. Desarrollemos esta idea.

En la Grecia antigua los esclavos y las mujeres eran excluidos en la toma de decisiones que garantizaban el “bien común”. Participar en esta democracia era exclusivo de los hombres “buenos y justos” con propiedades. El “gobierno del pueblo” (demos-kratos) era en realidad el gobierno de un grupo privilegiado. Con el asenso y triunfo del liberalismo como ideología política y el capitalismo como doctrina económica, se da una apertura en los canales de participación. La figura del esclavo fue eliminada y a la mujer se le fue insertando gradualmente en las democracias electorales.

El obrero o proletario, dueño únicamente de su fuerza de trabajo, conquistó mediante la organización derechos fundamentales que marcan una diferencia radical con la forma de vida del esclavo. Pero al no poseer los medios de producción, enajena su fuerza de trabajo y destina el mayor tiempo de su vida a buscar el mínimo indispensable para la sobrevivencia de él y su familia. Si en la antigüedad los esclavos estaban excluidos de la condición de ciudadanía por no ser propietarios, en la modernidad los obreros tampoco gozan de ese atributo por no poder comprarlo. Las cadenas de metal que mantenían atado al esclavo son sustituidas por el hambre, la miseria y la explotación del obrero. Ambos están impedidos para emanciparse y realizarse como sujetos mientras permanezcan atados.

Estas cadenas fueron rotas en Cuba; país donde el hambre, la miseria y la explotación no existen. Desde el triunfo de la revolución se planeó construir una sociedad donde la condición de ciudadano no se convierta en una forma de mercancía, donde la democracia no sea más un instrumento a través del cual una minoría explotadora ejerce su dominación.

Podemos identificar tres diferentes momentos de la Revolución Cubana. El primero se caracteriza por la existencia de un fuerte movimiento popular con la idea de liberación nacional como bandera. En la segunda etapa (1962) vemos el nacimiento de un nuevo estado que se autoproclama marxista-leninista y que encuentra en la Unión Soviética un aliado estratégico comercialmente hablando, pues en la misma etapa fue expulsado de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Es también en este segundo periodo cuando el Estado cubano comienza a vivir una descentralización en varias de sus funciones. Luego del fracaso de los 10 millones de de toneladas de zafra en 1970[11], el gobierno de Cuba percibe los inconvenientes de los métodos burocráticos y del centralismo administrativo. Se inicia entonces la creación de la Asamblea Nacional del Poder Popular con el objetivo de descentralizar todas aquellas áreas en las que la autoridad municipal puede tomar decisiones sin que estas resulten opuestas o contradictorias a los intereses del Estado. Los municipios adquieren una autonomía que les permite administrar escuelas, centros de salud, servicios de transporte, carreteras y unidades de producción.     

La tercera etapa comienza con la crisis de la URSS, fenómeno que afecta directamente en la economía de la isla. Sin embargo este proceso también evidencia la fortaleza del sistema político cubano, pues quedó claro que no era un sistema importado, que es un producto de su propia historia y no una extensión del socialismo europeo. El discurso beligerante contra Cuba por parte del gobierno norteamericano también mutó en esta fase. El argumento de la “amenaza para la seguridad” fue sustituido por el de “promoción de la democracia”.

La democracia ejercida en Cuba tiene una fuerte perspectiva popular, en contraposición a la democracia electoral característica de occidente. Pero lo anterior no impide la realización de elecciones, las cuales refuerzan la legitimidad de esa democracia popular.

En Cuba todas las personas pueden votar y ser votadas cumpliendo los 16 años. Los candidatos son elegidos por los consejos populares (uno por cada barrio). Para cada puesto se proponen como mínimo dos candidatos y ocho como máximo. Para ser electo hay que recibir más del 50% de los votos. No existen campañas electorales. La labor de difusión realizada por las comisiones electorales. Se garantiza así la parcialidad y el trato equitativo de todos los candidatos.

El voto es libre, secreto y directo. El colegio electoral se encarga de realizar el escrutinio y desde hace por lo menos tres décadas siempre hay un gran número de ciudadanos cubanos, diplomáticos, periodistas y observadores extranjeros. Aunque el voto es voluntario, desde 1970 a la fecha se ha registrado la participación de más del 90% de la población en edad de votar. Ningún representante, diputado o delegado recibe un beneficio por desempeñar su cargo; el Estado les paga un salario exactamente igual al que tenían en sus trabajos antes de desempeñar su cargo, empleo al que regresaran una vez finalizado su mandato. La rendición de cuentas y el mandato revocatorio son un componente importante del sistema electoral.  

Una de las características de la sociedad cubana es su fuerte cultura del debate y el diálogo. Por las calles de la Habana o en las plazas públicas, pueden encontrarse a grupos de cubanos y cubanas discutiendo sobre varios temas. En las “guaguas” el silencio no existe. La gente interactúa, opina, y si no está de acuerdo, discute. Los tonos verbales llegan a ser muy altos. Un número amplio de cubanos se agrupa en distintas organizaciones, las cuales tienen peso importante en las decisiones del Estado.

SISTEMA POLÍTICO CUBANO
Organizaciones políticas
Organizaciones estatales
Organizaciones de masas y asociaciones
Partido Comunista Cubano (PCC)





Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)
Asamblea Nacional del Poder Popular
   
    - Consejos populares
    - Asambleas municipales
    - Asambleas provinciales

Órganos de Gobierno



Institutos Armados



Órganos de Administración de Justicia
Central de Trabajadores de Cuba (CTC)

Federación Estudiantil Universitaria (FEU)

Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)

Comités de Defensa de la Revolución (CDR)

Federación de Mujeres Cubanas (FMC)

Federación Estudiantil de Enseñanza Media (FEEM)

Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC)


La idea de una sociedad democrática había sido un tema tabú para los grupos más ortodoxos del “socialismo burocrático”. Todo aquel que se atrevía a defender los principios democráticos era catalogado como “agente del imperialismo” o impulsor de la “democracia burguesa”. Cuba se fue moviendo en una dirección que parecería muy heterodoxa frente a las doctrinarias del “socialismo real”. Se entendió la necesidad de un nuevo socialismo, pero también y fundamentalmente, la urgencia de la democracia en el socialismo. Así, Cuba dio una lección para los movimientos armados o sociales que le siguieron: más que ajustarse a la doctrina, es necesario ajustar la doctrina a los hechos.

El programa ideológico que se impulsa y defiende desde la tierra de Martí ha sabido integrar y combinar en su proyecto elementos como la liberación, la democracia, la emancipación y el socialismo[12], pilares fundamentales en la construcción de un mundo más justo. Estos elementos, junto a la descentralización de la justicia y la administración, marcan una diferencia radical con el socialismo burocrático estalinista.  


III Los retos: sistema de partidos y relevo generacional.

“La Revolución tiene obstáculos por delante, no puede hacer las cosas a la perfección, tiene sus errores, pero la Revolución tiene un perenne propósito de superarse y rectificar aquellas cosas que no hayan acertado”[13], reconoció Fidel Castro desde los inicios de la revolución. El “hombre nuevo” del Che es un hombre que se equivoca, comete errores; su virtud radica en saber reconocerlos.

Hoy, cincuenta años después del triunfo de la Revolución, al Estado cubano se le plantean interrogantes como el sistema de partidos o la alternancia en el poder. Cierto es que estos puntos no garantizan una sociedad democrática. Aún así, pienso que el pueblo cubano se ha forjado una conciencia revolucionaria tan fuerte que hoy puede abrirse a estás “libertades políticas” y reforzar la legitimidad sus logros.

Hace apenas unos años esto era algo imposible: la amenaza constante de guerra le obligaba a poner ciertos candados en su sistema. Pero hoy, ante la nueva geopolítica y el posible cambio en la política exterior de EUA, son preguntas que la Revolución debe replantearse.

De igual forma, el relevo generacional y las nuevas relaciones sociales sacan a flote algunas contradicciones. Lo seductor de la sociedad de consumo también ha permeado en el pueblo de Cuba. La apertura mediática y el contacto con el turismo ha despertado en más de un cubano la curiosidad por la libertad del mercado. Las contradicciones propias de la revolución se presentan nuevamente.

Los cambios parecen impostergables y de cierta forma el Estado también ha seguido revolucionándose. Pero todos estos retos no son alcanzables si el embargo económico y la amenaza de guerra por los EUA siguen latentes. En esto depende Cuba de sus aliados internacionales: únicamente con la consolidación de los nuevos bloques que desde el sur se construyen, que garanticen una seguridad económica y política al exterior, nace la posibilidad de una mayor flexibilización del Estado cubano.

Cuba no es un modelo a imitar, pero si un referente del cual aprender, tanto de los triunfos como de los fracasos. Las revoluciones no se exportan, nacen y tienen características diferentes en cada país.


[1] Publicado por primera vez en Folios, Revista del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco, no 15 (otoño-invierno, 2009): 22-31.http://www.iepcjalisco.org.mx/folios/edicion15/folios15.html
[2] El concepto de crisis, emanado de las ciencias médicas, hace referencia a un estado de enfermedad en el organismo o sistema. El desenlace o superación de la crisis puede ser la muerte del organismo o la recuperación y fortalecimiento de este. Con esta categorización no auguramos el fin del capitalismo, sólo describimos el momento en que se encuentra y que es compartido por otros especialistas. Cfr. Sen, Amartya. “El capitalismo más allá de la crisis” en Letras Libres año XI, no. 125. (mayo, 2009): 14-19.http://www.letraslibres.com/index.php?art=13756 y Amin, Samir. Más allá del capitalismo senil. España: El Viejo Topo, 2003.
[3] Así definido en el artículo 5° de la Constitución Política de Cuba.
[4] Hay que recordar que Fidel Castro se autodefinía como ateo (que niega la existencia de dios), calificativo que luego sustituyó por el de agnóstico (que señala que lo divino es inaccesible al conocimiento humano, duda pero no niega)
[5] Todos estos datos pueden consultarse en la página electrónica de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cuba: http://www.who.int/countries/cub/es/, México:http://www.who.int/countries/mex/es/ y EUA: http://www.who.int/countries/usa/es/
[7]Ministerio de Justicia. Ley General de Vivienda. Tomado del sitio electrónico Cubanet http://www.cubanet.org/ref/dis/vivienda_6.htm
[8] Cfr. Adorno, Theodor y Max Horkheimer. Dialéctica del Iluminsimo. Madrid: Akal, 2007.
[9] Amin, Samir. “Capitalismo, imperialismo, mundialización” en América Libre No. 13, (2001).
[10] Alonso, Jorge. Cuba: la rectificación. Universidad de Guadalajara-Departamento de Investigación Científica y Superación Académica, México, 1999, pp. 19.

[11] El Estado se había propuesto producir esta cantidad de zafra (azúcar) pero no lo logró.
[12] González Casanova, Pablo. “Democracia, liberación y socialismo: tres alternativas en una” en Observatorio Social de América Latina No. 8, 2002, 175-180.
[13] Harnecker, Martha. Cuba: ¿dictadura o democracia? México: Siglo XXI Editores, 1984, pp. 29.

REFERENCIAS
ALONSO, Jorge (1990). Cuba: la rectificación, Universidad de Guadalajara: Guadalajara.
AMÍN, Samir (2001). “Capitalismo, imperialismo, mundialización” en América Latina, núm. 13.
BOBES, Velia Celia (2007). La Nación inconclusa. (Re) constituciones de la ciudadanía y la identidad nacional en Cuba, FLACSO: México.
DILLA, Haroldo (comp.) (1997). La democracia en Cuba y el diferendo con Estados Unidos, Centro de Estudios sobre América: La Habana.
GONZÁLEZ Casanova, Pablo. (1995). “Democracia, liberación y socialismo: tres alternativas en una” en Observatorio Social de América Latina, núm. 8
MARTÍNEZ Pérez, Liliana. (2006). Los hijos de Saturno. Intelectuales y revolución en Cuba. FLACSO/Miguel Ángel Porrúa: México

EZLN: re-inventando el poder


Es común, entre los detractores del zapatismo, un desconocimiento (a veces mal intencionado) sobre cómo este movimiento se ha ido transformando hasta convertirse en lo que hoy es: redes de comunidades autónomas y en resistencia. Quienes lo juzgan, casi siempre insertos en las mafias políticas o académicas que gobiernan este país, señalan que cometen un error al estar fuera de la vida política institucional, jurídicamente reconocida, así como su opción por la vía armada como medio para alcanzar sus demandas. Con este argumento pretenden limitar el ejercicio del poder político, circunscribiéndolo a la acción en el marco de las instituciones estatales las cuales, como sabemos, se encuentran en México fuertemente corrompidas y enfrentando una aguda crisis de su legitimidad.

Existe también una confusión entre algunos simpatizantes del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, sobre cómo este movimiento se posiciona frente al ejercicio y el concepto de poder. De hecho hay autores que han sugerido que los zapatistas se han embarcado en un esfuerzo por cambiar el mundo sin tomar el poder[2], por lo que se atreven a señalar que una de sus características básicas es el antipoder. El trabajo que a continuación presento, pretende describir cómo es que los Caracoles zapatistas son la realización de facto de la autonomía y una reinvención de lo que tradicionalmente se entendió en cuanto al poder. Entremos al debate.

En el diccionario de la Real Academia Española una de las definiciones de poder que se presenta es la de tener expedita la facultad o potencia de hacer algo. A su vez, en el diccionario de Maria Moliner, se define poder cómo la capacidad o facultad para hacer cierta cosa. En un sentido general, entendemos entonces poder como la capacidad o potencia para producir un efecto en un ambiente determinado. Si se acepta esta definición general, entonces el debate prosigue al intentar otras especificaciones del concepto; por ejemplo, cuando se habla de poder político.

Para la mayor parte de los teóricos de la política y en casi todos los momentos de la historia de la humanidad, poder político ha estado directamente relacionado con el Estado y con las distinciones sociales que éste genera. Así por ejemplo, Max Weber –considerado como uno de los padres de la sociología- señala que poder es “la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad"[3]. Más adelante el mismo autor señala que el concepto de poder esta interrelacionado con el de dominación, el cual define como “la posibilidad de encontrar obediencia a un mandato determinado”. Weber avanza en sus reflexiones y sugiere que el Estado es esa institución que posee el monopolio de la dominación a través de la violencia legítima; un poder que implica dominación y a la vez es facultad exclusiva del Estado.

Es precisamente aquí donde radica uno de los grandes aportes de los Caracoles zapatistas, ya que su ejercicio y entendimiento del poder no se construye bajo la lógica del Estado “realmente existente”; mucho menos de la dominación. En lugar de concentrar el poder político en un sólo hombre o en una institución, las comunidades indígenas zapatistas realizan una forma de redistribución equitativa del poder, donde cada miembro de la comunidad tiene la capacidad de incidir en las decisiones de la comunidad. Acompañados de una democracia participativa y un empoderamiento de la comunidad –escribe González Casanova-, los Caracoles zapatistas construyen pueblos-gobierno[4].

Recuperando lo positivo de experiencias y teorías pasadas, los zapatistas re-inventan con la práctica la idea de poder; un poder social revolucionario que no pretende el “monopolio de la violencia legítima” y que por el contrario se convierte en una forma de poder emancipatorio que los libera de la dominación en la que habían vivido por cientos de años. Con este empoderamiento, las comunidades zapatistas se dan a si mismas gobierno: el poder de la comunidad, del colectivo, se convierte en gobierno; un gobierno que al ser de todos gobierna para todos. Debido a que en las comunidades zapatistas pueblo y gobierno son lo mismo, “el pueblo manda y el gobierno obedece”. Pero esta historia no es reciente ni sencilla, sino todo lo contrario. Es el resultado de por lo menos cinco siglos de resistencia. Ahondemos un poco.

Durante la Conquista y también en la Colonia, los pueblos originarios de América fueron avasallados, dominados y sometidos a las reglas que la corona española imponía; pero también hubo pueblos que resistieron y lograron mantener vivas sus lenguas, costumbres, tradiciones y formas de organización social, aún cuando esto fue posible al precio de un amplio proceso de hibridación o sincretismo. Dicha resistencia fue acompañada o testimoniada por algunos españoles que decidieron no guardar silencio ante el terrible genocidio que sus reyes encabezaban. Un caso ejemplar es el de Fray Bartolomé de las Casas.

Luego, durante la Guerra de Independencia de 1810, los indígenas-campesinos que sobrevivieron al extermino tuvieron un papel importante en la guerra por la formación de la nueva Nación. Sin embargo, la historia oficial los dejó fuera y la burguesía naciente ocupó el lugar protagónico, en parte porque fueron ellos quienes salieron victoriosos de esta batalla. Es verdad que para aquello años, los pueblos originarios carecían de un proyecto propio.

Un siglo después, los indígenas-campesinos volvieron a ser pieza clave en los ejércitos revolucionarios, principalmente los encabezados por Emiliano Zapata y Francisco Villa, (Ejercito Libertador del Sur y División del Norte, respectivamente). En esta ocasión sus demandas tuvieron mayor impacto y la Reforma Agraria –que no era la única, pero sí la más importante- se convirtió en parte central de la plataforma revolucionaria que convulsionó y transformó las instituciones políticas del Estado mexicano. Pero, –parafraseando a Marx- la historia se repite, primero como tragedia y luego como comedia. Cierto es que al principio se conformó un Estado con fuerte contenido social, que alcanzó su plenitud en el sexenio del general Lázaro Cárdenas del Río. Sin embargo, de nueva cuenta la burguesía nacionalista se apropio del triunfo de la revolución y unas décadas después se fueron sentando las bases para la desestructuración de esta forma del Estado en México.

Así, los pueblos originarios con su organización social han sido un actor social protagónico en las luchas por hacer de México una nación libre, independiente y soberana, a pesar que la historia oficial pocas veces los incluya en sus libros; pero también este breve relato da cuenta de cómo los pueblos originarios han sido victimas de una doble dominación: 1) la del colonialismo externo e interno y 2) la de clase. La opresión se hace más grave si consideramos también la variable género, pues como expresó una comandanta zapatista en el Evento político, deportivo, cultural y artístico Mamá Corral: “las mujeres zapatistas vivíamos –antes de la insurrección- una triple opresión: por ser mujeres, por ser pobres y por ser indígenas”. Es por estos motivos que me atrevo a señalar que la realización de la autonomía por parte de los Caracoles zapatistas es resultado de una cultura alternativa del poder que surge de 500 años de resistencia de los pueblos indios de América.

Así mismo, al interior del zapatismo, la conquista de la autonomía también es resultado de un proceso de consulta, consenso y transformación: consulta y consenso porque de por si todas las decisiones se toman así. Transformación porque el zapatismo tiene esa capacidad de adecuarse a medida que el momento histórico lo exige, sin abandonar sus demandas originales. Señalo esto último porque luego del cese al fuego, el EZLN -haciendo caso al sentir de sus bases de apoyo y de la sociedad- reconoció al Estado mexicano como un interlocutor con el cual negociar sus demandas[5]. Pero luego de incumplir los Acuerdos de San Andrés, intensificar la ofensiva contra los territorios zapatistas y perseguir a los simpatizantes civiles, los insurrectos optaron por continuar con su proyecto alternativo sin detenerse a contemplar a que llegara la “buena voluntad” de los políticos de arriba.

Vino un último intento. En 2001 veintitrés comandantes y un subcomandante llegaron a la Ciudad de México después de recorrer 13 estados de la República. El objetivo era llegar hasta el Congreso de la Unión y hacer escuchar una vez más sus demandas, pero en esta ocasión en un recinto oficial. La respuesta, por parte de los senadores, fue la aprobación de la Ley indígena, la cual bien describió Marcos como Reconocimiento Constitucional de los Derechos y la Cultura de Latifundistas y Racistas. Fue entonces cuando vino el silencio y en 2003 los zapatistas anunciaron el nacimiento de los Caracoles.

Los Caracoles zapatistas representan también una ruptura con esa visión de los movimientos revolucionarios del siglo XX que pretendían tomar el poder por la fuerza para luego cambiar el mundo. En lugar de esto los pueblos mayas rebeldes construyen el poder desde abajo (en lo micro) y de esta forma buscan hacer redes de resistencia con otras comunidades u otros movimientos, que con sus modos, construyan en México o en cualquier lugar del planeta (en lo macro); un mundo donde quepan muchos mundos.



[1] Publicado por primera vez en Consideraciones, Revista del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, no. Especial 1 (2009): 7-9.

[2]  Ver: Holloway, John. Cómo cambiar el mundo sin tomar el poder. Argentina: Herramienta, 2002.
[3] Max Weber, Economía y Sociedad, V. 1, Fondo de Cultura Económica, México, 2005, p. 43.
[4] González Casanova, Pablo. “Los Caracoles zapatistas: redes de resistencia y autonomía” en Los caminos de la izquierda, coordinado por Julio Moguel. México: Casa Juan Pablos, 2004, p. 63. 
[5] Para evitar confusiones, vale una aclaración: me refiero a negociar no como traicionar, claudicar o ceder, sino al hecho de alcanzar las demandas por la vía del dialogo, donde los argumentos y la razón priven por sobre todo.