OTRO MUNDO ES POSIBLE (Y URGENTE)

martes, 28 de junio de 2011

Apuntes sobre la desmilitarización

Apuntes sobre la desmilitarización
Parte II

Por Raúl Romero




Ejemplo claro del acompañamiento mediático a la guerra de Calderón es el comercial que con motivo del día de la marina lanzó al aire la empresa Televisa. En horario estelar y con la presentación de Joaquín López Doriga, el 1 de junio del año en curso fue exhibido el video en honor a la Marina Armada de México. El vídeo, producido por The Mall de Pedro Torres (misma empresa que produjo la campaña publicitaria del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución), es sin duda un esfuerzo por enaltecer a los marines. Un elemento importante que me interesa destacar de dicho comercial, es su extremo parecido con el que fuera presentado en 2008 y que exalta a los marines norteamericanos (http://www.youtube.com/watch?v=BV1qntsbLq0).

Aunado a esto, es común ver todos los días en los diarios de todo el país fotos de decapitados, torturados, colgados, etc. El objetivo: generar miedo en la sociedad y legitimar una guerra que nadie pidió y que todos padecemos.

A pesar de todo este esfuerzo mediático, la guerra de Calderón no sólo no genera consenso, sino que las voces que la rechazan toman cada vez más fuerza. En las redes sociales y en los principales periódicos del país han entrado al debate intelectuales, actores políticos y sociedad en general luego de las acciones convocadas por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, elemento que desde dónde se mire, es un logro importante.

Lo anterior nos ha hecho voltear a mirar las experiencias de justicia comunitaria que existen en el país y que han arrojado resultados positivos. Hoy se vuelve clave discutir y aprender de esos esfuerzos organizativos que en México vienen realizando distintas organizaciones desde años atrás.

En la montaña de Guerrero tenemos un buen ejemplo: los pueblos organizados en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) que desde 1995 decidieron que no querían seguir siendo víctimas de militares, caciques, narcos, etc. Para ello, se dieron a la tarea de armar una policía comunitaria con el objetivo de garantizar la seguridad y la justicia que el gobierno les negaba. Los resultados son impresionantes: los índices de delitos se redujeron en un 90%.

A esta experiencia debemos agregar la de los pueblos mayas organizados en el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, el pueblo de Santa María Ostula, la comunidad Le Barón y más recientemente la de los pobladores de Cherán.

(...)

miércoles, 22 de junio de 2011

Apuntes sobre la desmilitarización


21/06/2011
 Apuntes sobre la desmilitarización
Parte 1
Raúl Romero*

El tema de la desmilitarización ha generado un intenso debate a lo interno del Movimiento Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad. Las posturas han llegado a tal punto que los medios de comunicación oficiales se han colgado de las diferencias para asegurar la existencia de una ruptura a lo interno del movimiento, esto a pesar de que nadie lo ha manifestado públicamente.

A este debate pretendo contribuir con las siguientes reflexiones. Mi objetivo es fortalecer al movimiento que en los últimos días ha logrado tocar las fibras más sensibles de miles de personas, pero que también ha conseguido cimbrar las estructuras del poder en México.

El 1 de abril del año en curso, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Organización de las Naciones Unidas recomendó al gobierno mexicano que “considere a corto plazo el retiro del Ejército de las labores de seguridad pública, toda vez que no está facultado para dicha labor, y por el contrario, su actuación se ha relacionado con el aumento de la criminalidad” (La Jornada, 01/04/2011)

La petición –para nuestro pesar no vinculante- no estaba basada en prejuicios ni era una simple consigna: fue resultado de 14 días de trabajo en los que dicha comisión se entrevisto con organizaciones defensoras de derechos humanos y con familiares de desaparecidos en el Distrito Federal y los estados de Guerrero, Chihuahua y Coahuila.

El grupo de la ONU fue preciso en señalar que el ejército mexicano no está diseñado para asumir tareas de seguridad. Todo lo contrario: en los lugares donde el ejército ha quedado al mando de las tareas de seguridad se registra un alto índice de violación a los derechos humanos de los ciudadanos. También señaló que muchas de estas graves violaciones a los derechos humanos sólo son consideradas como “abusos de autoridad”. Peor aún, la mayor parte de los delitos cometidos por militares son atraídos por la “justicia militar” con lo que prácticamente se garantiza impunidad.

La demanda de que los militares regresen a los cuarteles de forma inmediata es compartida por muchos individuos y organizaciones que acudimos a Ciudad Juárez el pasado 10 de junio. Sin embargo, también es preciso reconocer que los aparatos de reproducción ideológica del Estado –principalmente los medios de comunicación masiva- han sembrado en un porcentaje importante de la sociedad la idea de que lo que vivimos hoy es una “guerra contra el narcotráfico” en donde los militares son los buenos y los narcotraficantes son los malos.

Este hecho nos hace poner atención en otros aspectos de la guerra, no solo en la que diariamente mueren decenas –en ocasiones cientos- de personas, sino también en la guerra que desde los medios de comunicación se está impulsando/defendiendo.

En la programación de Televisa podemos encontrar la serie La Reina del Sur, sobrenombre de Edith López López quien según versiones oficiales, operaba como narcomenudista en el Estado de Querétaro. Otro programa de este tipo era El equipo el cual bajo el slogan de “Ellos saben que el bien vence al mal” narraba la historia de cuatro policías federales que se enfrentaban al crimen organizado. Dicha serie tuvo fue sacada del aire luego de que algunos diputados federales manifestaran su rechazo al uso de equipo comprado por la hoy extinta Policía Federal Preventiva.

(...)

* Técnico académico del Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM. Miembro del Centro de Investigación para la Construcción de Alternativas (CIPCA). Consejero editorial de Consideraciones, revista del Sindicato de Trabajadores de la UNAM

martes, 21 de junio de 2011

La lucha por la paz

06/06/2011

Vivimos en un país muy hermoso.
 Pero se apodero de él gente sin respeto por la vida humana, por la libertad o la justicia.
Nos toca a nosotros reclamarlo.
Howard Zinn

       
El 8 de mayo pasado, previo al discurso de Javier Sicilia durante la Marcha Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, más de 70 personas pasaron al micrófono a contarnos historias terribles de dolor e injusticia. Un dato importante que me gustaría destacar: en más del 80% de estos casos (secuestros, asesinatos, violaciones y desapariciones forzadas) está vinculado de manera directa o indirecta –por acción u omisión- el gobierno mexicano en sus tres niveles, así como las policías municipales, estatales y federal, el ejército, las procuradurías de justica, etc.

Muchas de esas voces exigían justicia desde tiempo atrás, sin embargo, fue a raíz de la convocatoria de Javier Sicilia que esas voces encontraron oídos. Hoy esos dolores se han unido en uno solo. Se han unido en una voz que además de reclamar justicia para sus muertos exige también el fin a la estrategia de guerra y la reconstrucción del tejido social. Bajo la consigna de Paz con Justicia y Dignidad, el movimiento que encabezan Javier Sicilia, Julian Lebaron, Olga Reyes –sólo por mencionar algunos- ha logrado convocarnos a miles de personas de todas las clases sociales y de todos los rincones del país y del mundo.

Pero la situación día con día se agrava y la clase política que impulsa esta guerra se niega a escuchar el reclamo popular que exige alto a la guerra. Como respuesta a esta exigencia, Felipe Calderón contestó que lo acompañaban la “razón y la fuerza”, que los militares permanecerán en las calles y que su estrategia no está a discusión. Además, en días recientes, salió a festejar a sus muchachos y decretó el 2 de junio como día de la Policía Federal, al  mismo tiempo que convocó a los universitarios a incorporarse a dicha corporación.   
Por ello hoy no basta con tener la atención de los medios. Es necesario que miles de personas nos volquemos a las calles, que tomemos las plazas, que nos sumemos a ese grito. Es fundamental la articulación de todas las organizaciones progresistas y de izquierda con un solo objetivo: lograr que los militares regresen a los cuarteles.

Luchar por la paz, por una paz con justicia y dignidad es una tarea urgente. No hacerlo implicaría resignarnos a ver como asesinan a nuestro pueblo. Hoy es el momento o no habrá mañana para muchos.