OTRO MUNDO ES POSIBLE (Y URGENTE)

sábado, 15 de octubre de 2011

Documento presentado en el encuentro con el poder ejecutivo


Subcomisión para un Sistema de Atención Integral a Víctimas
Mesa 2
(Documento presentado en el encuentro con el poder ejecutivo)


Buen días señores y señoras representantes del poder ejecutivo
Buenos días señores y señoras representantes de organizaciones de la sociedad civil
Buenos días hermanos y hermanas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Hace tres meses, cuando instalamos las mesas de diálogo, vimos en la Subcomisión para el Diseño del Sistema de Atención Integral a Víctimas (Referida como Mesa 2), una oportunidad inigualable para poder rediseñar las instancias federales encargadas de la atención a víctimas. Buscábamos, y lo seguimos haciendo, poder garantizar verdad, justicia, memoria y reparación a las víctimas de la violencia de esta guerra. Por desgracia, durante las mesas de trabajo, los representantes del Gobierno Federal se limitaron sólo a discutir con nosotros la necesidad de una Ley de Víctimas, sobre la que llegamos a los siguientes acuerdos:

1)      La necesidad de reformar el Art. 73 con el fin de que se expliciten las funciones del Congreso de la Unión para legislar sobre la materia y fundamento del carácter general de dicha Ley, con el fin de darle un sólido marco legal.
2)      La necesidad de que dicha Ley sea General, es decir, que dé contenido a los derechos de las víctimas y articule las competencias de los diferentes órdenes de gobierno. Debe también explicitar los derechos de las víctimas y dar cabida a la legislación especializada con el fin de crear el sistema integral para ellas, como, por ejemplo, armonizar la Ley Reglamentaria del artículo 1ro constitucional con los Códigos de Procedimientos Penales, la Ley de Trata de Personas, la Ley antisecuestro, entre otros ordenamientos especializados actualmente vigentes o que se adopten en el futuro, y debe encargarse de la distribución de competencias en relación con los diferentes componentes que la integran: qué es lo compete a la federación, a los estados y a los municipios, y qué dependencias deben participar en la aplicación de algunos o de todos los componentes de la ley.
Sobre la definición de “víctima” que contemplará esta propuesta de Ley no llegamos a un acuerdo, sobre todo por la resistencia de los representantes del Gobierno Federal a asumir que existen víctimas del abuso de poder o de violaciones a los derechos humanos, es decir, víctimas de funcionarios con nombre y apellido, militares o cuerpos policiacos, federales o locales.
Desde el intento por llegar a una definición de víctima aparecen las graves diferencias de valores que sostiene su gobierno y los que postula el movimiento: mientras que para el gobierno las víctimas son producto del crimen organizado y “daños colaterales, sujetos a una enredada jusrisprudencia, para el movimiento se trata de personas, concretas, seres humanos con rostro e historia personal.
Tampoco llegamos a ningún acuerdo en lo que respecta a los siguientes puntos:

1)      La creación de una Comisión de la Verdad que se encargue de indagar la verdadera historia de todos los crímenes que han quedado impunes; de identificar a las víctimas y establecer su identidad personal; de esclarecer la verdad jurídica y el derecho de las víctimas y sus familiares a la justicia; de reparar y resarcir de manera integral los daños que les pudieran haber infringido las instituciones del Estado; y de garantizar las condiciones legales y políticas para que dichos delitos no se repitan.
2)      La creación de un Registro Nacional de Víctimas,
3)      La creación de un Fondo de Emergencia para Atención a Víctimas. Esta propuesta parte de reconocer la situación de emergencia nacional en la que nos encontramos, e intenta responder con urgencia y de manera prioritaria, a través de políticas públicas de emergencia, a un sector de la población que se ha visto particularmente afectado por la violencia imperante. La inmediatez en la atención tiene por objeto evitar que, mientras el poder legislativo aprueba y pone en marcha la Ley de Derechos de las Víctimas de la Violencia, la salud y las condiciones de vida mínimas de las víctimas se deteriore y sea más difícil restablecer el tejido social desgastado por la violencia.
4)      La reforma al Código Federal de Procedimientos Penales. Nosotros consideramos que los derechos constitucionales de las víctimas en el proceso penal deben estar debidamente implementados en el marco de la instauración del nuevo sistema penal a nivel federal.
Sobre la Procuraduría Social de Atención a las Víctimas de Delitos.
La propuesta que hizo el movimiento y que expresó en el dialogo del 23 de junio debe entenderse como una propuesta integral, y no –así, por desgracia, lo ha entendido el Poder Ejecutivo-- como una suma de propuestas que puedan aplicarse de forma aislada. Por eso hemos insistido en que La Ley de Víctimas de la Violencia y el Abuso del Poder, así como la Procuraduría Social de Atención a Víctimas son complementarias al cambio de estrategia de seguridad adoptada desde diciembre de 2006.  En este sentido, la Procuraduría Social de Atención a Víctimas
1.      No reconoce, que en el contexto de emergencia nacional que vivimos, parte del Estado también se ha convertido en victimario. En dicho contexto, algunas fracciones de las fuerzas de seguridad pública, militares, marinos y funcionarios de todos los niveles de gobierno, abusan de su poder y violan los derechos humanos más elementales. Esos abusos han sido diagnosticados por el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU. Por ello, la Procuraduría Social para atención a Víctimas del Delito nace sesgada y al margen del derecho internacional (convención de Palermo: víctimas del delito y del abuso de poder)
2.      No garantiza la participación efectiva de la sociedad civil. De los trece miembros de la junta de gobierno que regula a la Procuraduría sólo cuatro son ciudadanos. Lo que significa que el decreto deja a total discreción de la Junta de Gobierno, y concretamente de la SEDENA, PGR, Marina y SSP, el diseño y definición de alcances de la institución.
3.      Discrimina a las víctimas ya que sólo atenderá a aquellas que son del fuero federal. Con ello se abre la puerta para la revictimización de los que caen en el fuero común.
4.      Surge como decreto presidencial, es decir, como una acción de gobierno y no como una acción del Estado. En su elaboración, no se consultó a la sociedad civil ni a los especialistas en la materia y, peor aún, no contempló ni consultó a ninguna representación de víctimas.
5.      Carece de personal, presupuesto e infaestructura propios.

6.      En síntesis, su propuesta no retoma las exigencias de justicia, memoria, verdad, reparación de daño y garantía de no repetición.

La propuesta del movimiento fue la de una Procuraduría con un profundo sentido civil donde lo importante es la seguridad de los ciudadanos y no, como ustedes se han empeñado, sólo la seguridad del estado.


Raúl Romero
Subcomisión para un Sistema de Atención Integral a Víctimas 

México, DF a 14 de octubre de 2011.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Províctimas: una Procuraduría a modo


La Províctimas: una Procuraduría a modo
Por Raúl Romero
El pasado martes 6 de septiembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto con el que Felipe Calderón ordenó la creación de la Procuraduría Social de Atención a Víctimas de Delitos.
Anunciada por todos los medios, con tratamiento especial durante el “informe de gobierno”, la Províctimas parece ser más una respuesta mediática de fin de sexenio y un intento por suavizar el reclamo que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y diversas organizaciones de la sociedad civil han hecho con respecto al tema de atención a víctimas.
A continuación comparto un decálogo sobre las deficiencias que la Províctimas evidencia desde su creación.

1.      No reconoce un contexto de emergencia nacional en el que el Estado también es victimario. Un contexto en el que las fuerzas de seguridad pública, militares, marinos y funcionarios de todos los niveles de gobierno abusan de su poder y violan los derechos humanos más fundamentales. Un contexto que también ha sido diagnosticado por el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU y por el que recomendó en marzo pasado el retiro de fuerzas militares en tareas de seguridad.
2.      De lo anterior se desprende que la Províctimas nazca sesgada y al margen del derecho internacional; pues no atiende la definición de víctima –ofendidos del delito y víctimas del abuso del poder- expresado en la Convención de Palermo signada por México en 1985.
3.      No garantiza la participación efectiva de la sociedad civil. En su composición, sólo contempla a cuatro ciudadanos, los cuales serán invitados por Calderón. Hoy sabemos los nombres de estos cuatro ciudadanos: María Elena Morera, Isabel Miranda de Wallace, Alejandro Martí y Patricia Caso. Los tres primeros son también víctimas de la violencia que se vive en México, pero son de esas víctimas que han acompañado muy de cerca a Felipe Calderón en esta guerra. Un ejemplo de ello es que tanto Wallace cómo Martí se pronunciaron públicamente a favor de la Ley de Seguridad Nacional que hoy se encuentra atorada en San Lázaro.
4.      No existe un componente que garantice la protección a víctimas. En este país es común que muchas de las víctimas que se animan a denunciar o a emprender investigaciones por cuenta propia –ante la incapacidad o complicidad de las autoridades- son perseguidas por los grupos criminales; sea con fuerzas al margen de la ley o con aquellas que se han corrompido desde el interior del Estado.
5.      De las muchas ambigüedades que contiene el decreto, hay una que garantiza la revictimzación: al estar dirigida únicamente a aquellas personas que sean víctimas de delitos del fuero federal margina a aquellas que sean víctimas de delitos del fuero local.
6.      Surge como decreto presidencial: no consulta a la sociedad civil, a los especialistas en la materia, a las organizaciones civiles que trabajan el tema. Peor aún; no consultó a ninguna representación de víctimas, por lo que no contempla sus necesidades.
7.      La Procuraduría Social intentará coordinar dependencias de otras instituciones ya existentes, es decir, las dependencias encargadas de la “atención” a víctimas de la Procuraduría General de la República (PGR), de la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), de la Secretaria de Marina (SEMAR), por mencionar algunas. Así pues, la Procuraduría Social nace sin personal ni presupuesto propio, al mismo tiempo que coordinará dependencias caracterizadas por su disfuncionalidad.
8.      El decreto deja a total discreción de la Junta de Gobierno el diseño y definición del alcance que se dará a esta institución. En la Junta de Gobierno participan representantes de secretarias que también son responsables –directa o indirectamente- de las muertes, desapariciones y otros crímenes que inundan el territorio nacional: Francisco Blake Mora (Secretario de Gobernación), Guillermo Galván Galván (Secretario de la Defensa Nacional), Mariano Francisco Sáynez (Secretario de Marina) y Genaro García Luna (Secretario de Seguridad Pública), por mencionar algunos. Con esta medida se corre el riesgo de seguir garantizando impunidad a aquellos policías, militares y marinos que cometan delitos.
9.      No existe explícitamente un mecanismo de rendición de cuentas que garantice claridad en el manejo de las finanzas
10.  No retoma las exigencias de justicia, memoria, verdad, reparación del daño y garantía de no repetición. Es una instancia que se queda solamente en el asistencialismo.

La Procuraduría Social fue una propuesta que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad –en voz de Javier Sicilia- puso sobre la mesa en el diálogo del 23 de junio de 2011. Dicha propuesta fue pensada en conexión con el fin de la guerra y con la adopción de un modelo de seguridad humana y ciudadana que garantice y respete los derechos humanosLa propuesta que ha hecho el movimiento, debe entenderse como una alternativa integral, no como una suma de propuestas que puedan aplicarse de forma aislada. 

Ciudad de México, a 12 de octubre de 2011

Haciendo camino a la paz.

Haciendo camino a la paz
Por Raúl Romero




Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.

Joan Manuel Serrat,
           
En abril del 2011 el poeta Javier Sicilia –luego del asesinato de su hijo Juan Francisco y de otras seis personas- decidió dejar de escribir poesía para hacer poesía. Convocados por su dolor y por la urgente necesidad de detener la irresponsable guerra que Felipe Calderón inició en diciembre de 2006, miles de personas decidimos alzar la voz y salir a las calles para exigir el alto a la barbarie.
            Poco a poco, muchos ciudadanos fueron despertando a una dolorosa realidad nacional, una realidad que se caracteriza por el fétido olor a muerte, injusticia e impunidad que inunda cada rincón de México.
            Primero salimos a marchar en Cuernavaca, Morelos, el 6 de abril. Luego nos convocamos a tomar las calles para dar vida a este país que es asesinado diariamente. Durante 4 días (del 4 al 8 de mayo) caminamos de la ciudad de Cuernavaca al Zócalo de la Ciudad de México. Nuestra exigencia: queremos vivir en Paz con Justicia y Dignidad. Sorpresivamente, miles de personas –120 mil, narraron algunos periódicos- salieron a sumarse a ese grito ahogado en el silencio. La marcha fue replicada en 42 ciudades de México y del mundo.
            Ya en esos caminos pudimos escuchar decenas de historias en las que los grupos criminales, ejército, policía local o federal –cual si fueran un solo grupo- asesinan, desaparecen, violan y torturan a gente inocente; todo exacerbado en la “guerra contra el narcotráfico”.
            Varias personas vinieron desde otros estados (Chihuahua, Quintana Roo, Yucatán, Nuevo León, Durango, Sonora, Edo. de México, etc.) para narrarnos sus historias; relatos que no habían sido contados por miedo o porque simplemente nadie había querido escucharlos. Al final del recorrido y previó al mitin, 72 personas denunciaron los crímenes de los que han sido víctimas sus familiares. Algunas de ellas venían representando organizaciones sociales o políticas que han documentado decenas de casos (“más de 100” nos dijo una de las oradoras de Chihuahua). La mayor parte de los denunciantes (70%) eran mujeres: madres, hijas, hermanas, esposas a las que les han asesinado a seres queridos.
            Cual si diéramos vida a la canción de Serrat –quien retoma Antonio Machado-, el 4 de junio del 2011 la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad partió nuevamente de la ciudad de Cuernavaca, esta vez con rumbo al “epicentro del dolor” en México: Ciudad Juárez, Chihuahua. A la cabeza Javier Sicilia, el poeta vuelto peregrino, acompañado de cientos de personas que entendían que rezar ya no era suficiente. No perseguíamos dinero o puestos políticos. No perseguíamos la gloria, sino dejar en la memoria de la sociedad mexicana los nombres de los miles de muertos y desaparecidos que ha causado la guerra de Calderón.
            En nuestro camino escuchamos otra vez historias desgarradoras, historias que nunca habríamos podido imaginar. Historias en las que las victimas no tenían nada que ver con los narcos. Historias de personas asesinadas y desaparecidas a las que el gobierno federal llama frívolamente “daños colaterales”.
            Ese México vimos y vivimos: el de la violencia, la barbarie, la guerra, la injusticia, la impunidad…
            El tiempo ha pasado ya. Las diferencias, las discusiones y las desilusiones han salido a brote. Sin embargo, seguro estoy de que muchos de los “caravaneros” nunca podremos olvidarnos de lo que vimos, oímos, sentimos y, sobre todo, de los compromisos que hicimos con nuestro pueblo. ¿Cómo olvidar cuando en Morelia doña María Herrera nos contó sobre sus cuatro hijos desaparecidos, o a los compás de Cherán enseñándonos a ser hombres y mujeres dignos y rebeldes? ¿Acaso alguien podría olvidar al niño de 6 años que interceptó la caravana para contarnos sobre el asesinato de su padre Fernando Rodríguez? ¿Cómo no recordar la cálida y combativa recepción de los compas de la COCOPO en Durango?, ¿o el despertar en Sta. Catarina, Nuevo León, con cientos de niños mirándonos dormir en los patios de su escuela?
            Así pues, en esos siete días escribimos una página más en la historia de este país, una página que narra el dolor de este pueblo que ha perdido a más de 50 mil de sus hijos. Pero también esa página narra el lento despertar de un pueblo urgido de paz, justicia, dignidad, libertad y democracia.
            El camino a la paz es largo, pero, tenemos que recorrerlo. Ya hemos comenzado y sólo unidos venceremos a los señores de la guerra. Porque como diría el Viejo Antonio allá en el sureste mexicano: “Los arroyos… cuando bajan… ya no tienen regreso… más que bajo tierra”.