Apuntes sobre la desmilitarización
Parte II
Por Raúl Romero
Ejemplo claro del acompañamiento mediático a la guerra de Calderón es el comercial que con motivo del día de la marina lanzó al aire la empresa Televisa. En horario estelar y con la presentación de Joaquín López Doriga, el 1 de junio del año en curso fue exhibido el video en honor a la Marina Armada de México. El vídeo, producido por The Mall de Pedro Torres (misma empresa que produjo la campaña publicitaria del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución), es sin duda un esfuerzo por enaltecer a los marines. Un elemento importante que me interesa destacar de dicho comercial, es su extremo parecido con el que fuera presentado en 2008 y que exalta a los marines norteamericanos (http://www.youtube.com/watch?v=BV1qntsbLq0).
Aunado a esto, es común ver todos los días en los diarios de todo el país fotos de decapitados, torturados, colgados, etc. El objetivo: generar miedo en la sociedad y legitimar una guerra que nadie pidió y que todos padecemos.
A pesar de todo este esfuerzo mediático, la guerra de Calderón no sólo no genera consenso, sino que las voces que la rechazan toman cada vez más fuerza. En las redes sociales y en los principales periódicos del país han entrado al debate intelectuales, actores políticos y sociedad en general luego de las acciones convocadas por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, elemento que desde dónde se mire, es un logro importante.
Lo anterior nos ha hecho voltear a mirar las experiencias de justicia comunitaria que existen en el país y que han arrojado resultados positivos. Hoy se vuelve clave discutir y aprender de esos esfuerzos organizativos que en México vienen realizando distintas organizaciones desde años atrás.
En la montaña de Guerrero tenemos un buen ejemplo: los pueblos organizados en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) que desde 1995 decidieron que no querían seguir siendo víctimas de militares, caciques, narcos, etc. Para ello, se dieron a la tarea de armar una policía comunitaria con el objetivo de garantizar la seguridad y la justicia que el gobierno les negaba. Los resultados son impresionantes: los índices de delitos se redujeron en un 90%.
A esta experiencia debemos agregar la de los pueblos mayas organizados en el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, el pueblo de Santa María Ostula, la comunidad Le Barón y más recientemente la de los pobladores de Cherán.
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