21/06/2011
Apuntes sobre la desmilitarización
Parte 1
Raúl Romero*
El tema de la desmilitarización ha generado un intenso debate a lo interno del Movimiento Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad. Las posturas han llegado a tal punto que los medios de comunicación oficiales se han colgado de las diferencias para asegurar la existencia de una ruptura a lo interno del movimiento, esto a pesar de que nadie lo ha manifestado públicamente.
A este debate pretendo contribuir con las siguientes reflexiones. Mi objetivo es fortalecer al movimiento que en los últimos días ha logrado tocar las fibras más sensibles de miles de personas, pero que también ha conseguido cimbrar las estructuras del poder en México.
El 1 de abril del año en curso, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Organización de las Naciones Unidas recomendó al gobierno mexicano que “considere a corto plazo el retiro del Ejército de las labores de seguridad pública, toda vez que no está facultado para dicha labor, y por el contrario, su actuación se ha relacionado con el aumento de la criminalidad” (La Jornada, 01/04/2011)
La petición –para nuestro pesar no vinculante- no estaba basada en prejuicios ni era una simple consigna: fue resultado de 14 días de trabajo en los que dicha comisión se entrevisto con organizaciones defensoras de derechos humanos y con familiares de desaparecidos en el Distrito Federal y los estados de Guerrero, Chihuahua y Coahuila.
El grupo de la ONU fue preciso en señalar que el ejército mexicano no está diseñado para asumir tareas de seguridad. Todo lo contrario: en los lugares donde el ejército ha quedado al mando de las tareas de seguridad se registra un alto índice de violación a los derechos humanos de los ciudadanos. También señaló que muchas de estas graves violaciones a los derechos humanos sólo son consideradas como “abusos de autoridad”. Peor aún, la mayor parte de los delitos cometidos por militares son atraídos por la “justicia militar” con lo que prácticamente se garantiza impunidad.
La demanda de que los militares regresen a los cuarteles de forma inmediata es compartida por muchos individuos y organizaciones que acudimos a Ciudad Juárez el pasado 10 de junio. Sin embargo, también es preciso reconocer que los aparatos de reproducción ideológica del Estado –principalmente los medios de comunicación masiva- han sembrado en un porcentaje importante de la sociedad la idea de que lo que vivimos hoy es una “guerra contra el narcotráfico” en donde los militares son los buenos y los narcotraficantes son los malos.
Este hecho nos hace poner atención en otros aspectos de la guerra, no solo en la que diariamente mueren decenas –en ocasiones cientos- de personas, sino también en la guerra que desde los medios de comunicación se está impulsando/defendiendo.
En la programación de Televisa podemos encontrar la serie La Reina del Sur, sobrenombre de Edith López López quien según versiones oficiales, operaba como narcomenudista en el Estado de Querétaro. Otro programa de este tipo era El equipo el cual bajo el slogan de “Ellos saben que el bien vence al mal” narraba la historia de cuatro policías federales que se enfrentaban al crimen organizado. Dicha serie tuvo fue sacada del aire luego de que algunos diputados federales manifestaran su rechazo al uso de equipo comprado por la hoy extinta Policía Federal Preventiva.
(...)
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