OTRO MUNDO ES POSIBLE (Y URGENTE)

martes, 22 de noviembre de 2011

Michoacán: la guerra y la paz


Michoacán: la guerra y la paz
Por Raúl Romero
La guerra

El pasado 13 de noviembre de 2011 los michoacanos salieron a votar para elegir “representantes” de 113 ayuntamientos, 40 diputaciones (24 por mayoría relativa y 16 por representación proporcional) y gobernador. Para el cargo de gobernador tres eran los competidores: por la alianza entre el PRD-PT-Convergencia, Silvano Aureoles. Por el bloque conformado por el PAN y Nueva Alianza compitió Luisa María Calderón Hinojosa, hermana del actual presidente de México. La coalición integrada por PRI-PVEM postuló a Fausto Vallejo, a quien hace unos días el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) entregó la constancia de mayoría que lo acredita como gobernador electo para el periodo 2012-2015.

El padrón electoral de Michoacán registra 3 millones 427 mil 951 ciudadanos y ciudadanas de los cuales sólo acudieron a votar 1 millón 858 mil 010 personas, lo que significa que más del 43% de los electores no participó de dicha elección. Fausto Vallejo obtuvo la victoria con apenas 658, 589 votos, es decir apenas el 19% de los electores registrados. Un dato más que me interesa resaltar es el número de votos anulados: 56, 815.
           
Las campañas electorales estuvieron llenas de descalificaciones y de información  no comprobada, pero que vale la pena considerar. El candidato del PRI-PVEM y gobernador electo de Michoacán acusó a Luisa María Calderón, Cocoa, de ser beneficiada con distintos programas sociales y con la maquinaria del gobierno federal. Por su parte, Cocoa y varios miembros del PAN culparon a Vallejo de tener alianzas con el crimen organizado y hasta calificaron su triunfo como resultado de una narcoelección. Sobre Silvano Aureoles no hubo mucho que decir: el descrédito de su partido como consecuencia de las pugnas entre las tribus que lo (des)componen y la incapacidad de los gobiernos perredistas en Michoacán para enfrentar al crimen organizado fueron suficiente elemento para ahuyentar a los electores. 

Para el grupo en el poder, y en particular para Felipe Calderón, la derrota de su hermana Cocoa es uno de los mayores golpes en su sexenio; sobre todo en el plano de lo simbólico. Recordemos que el 11 de diciembre de 2006, apenas 5 meses después del fraude electoral que lo llevó a la presidencia de México, Felipe Calderón inició lo que sería su intento por legitimar un triunfo cuestionado a todas luces: la “guerra contra el narcotráfico”; dicha guerra inició con el Operativo Conjunto Michoacán. Como parte de aquel espectacular operativo, la Policía Federa y el Ejército Mexicano detuvieron a 11 presidentes municipales, 16 altos funcionarios y un juez, todos acusados de vínculos con el crimen organizado. Hoy esos funcionarios se encuentran en libertad por falta de pruebas. De esta forma Calderón no sólo pierden en su tierra natal, sino que evidencian que sus únicas estrategias para ganar es el fraude y para gobernar la fuerza bruta.

Para el PRD y la “izquierda” electoral la derrota es más que simbólica, pues Michoacán fue uno de sus bastiones más importantes. La tierra dónde el general Lázaro Cárdenas inició la gran reforma agraria en la primera mitad del siglo pasado, también fue gobernada por su hijo Cuauhtémoc (1980-1986) y su nieto Lázaro (2002-2008) –PRI y PRD, respectivamente-. En 2008 otro perredista, Leonel Godoy, ganó las elecciones que lo tienen cómo gobernador hasta 2012. De esta manera, el PRD evidencia que su base social ha dejado de verlo como una alternativa.

La paz

En ese mismo estado donde Felipe Calderón inauguró una de las eras más sangrientas de México –que hoy ha costado más de 50 mil muertos, cerca de 10 mil desaparecidos y miles desplazados-; ahí donde los partidos y la clase política recientemente mostraron lo que son capaces de hacer por llegar al poder por el simple hecho de tener poder, es el mismo lugar donde  se construyen desde abajo y con la dignidad bien en alto dos de las principales alternativas para frenar tanta violencia: Cherán y Sta. María Ostula.

En plena tierra caliente –una de las regiones más violentas del país-, en el municipio de Aquila para ser exactos, se encuentra la comunidad nahua de Santa María Ostula; comunidad en la que en junio 2009 fue lanzado el Manifiesto de Ostula como producto de la XXV Reunión Plenaria del Congreso Nacional Indígena, Región Centro Pacífico. Dicho manifiesto es una reivindicación del derecho a la autodefensa indígena. Apenas unas semanas después de la firma y difusión de dicho manifiesto, decenas de comuneros recuperaron más de 700 hectáreas que eran ocupadas ilegalmente por caciques de la región.

También en el estado de Michoacán se encuentra el municipio de Cherán, lugar en el que los comuneros purépechas decidieron enfrentar a los talamonetes que estaban destruyendo sus bosques. Cansados de la corrupción y la ineficiencia del gobierno, los pobladores de Cherán se organizaron y en comunidad tomaron el poder para convertirse en un pueblo-gobierno para combatir la inseguridad y la injusticia. Desde el mes de abril del presente año, miles de hombres y mujeres se organizan para patrullar su territorio.

Tanto en Sta. María Ostula como en Cherán no se instalaron casillas el pasado 13 de noviembre. Los habitantes decidieron elegir a sus autoridades de la forma en que históricamente lo hacen. Los pueblos de Cheran y Ostula se ponen de esta forma en el camino de las autonomías en donde la sociedad es capaz de garantizarse a sí misma la seguridad y la justicia que los gobiernos nos niegan.

Así, Cherán y Ostula se suman a otras experiencias organizativas como las del Ejercito Zaptista de Liberación Nacional en Chiapas o la Policía Comunitaria en Guerrero, experiencias que ofrecen alternativas en materia de seguridad y que buscan frenar la guerra de exterminio neoliberal. Estos pueblos que alzan su voz en defensa de la vida humana y de la madre tierra nos enseñan el camino hacia una paz con justicia y dignidad; y materializan la idea de que otro mundo es posible.


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