La Províctimas: una Procuraduría a modo
Por
Raúl Romero
El
pasado martes 6 de septiembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto con el que Felipe Calderón ordenó la creación de la
Procuraduría Social de Atención a Víctimas de Delitos.
Anunciada por todos
los medios, con tratamiento especial durante el “informe de gobierno”, la Províctimas parece
ser más una respuesta mediática de fin de sexenio y un intento por suavizar el
reclamo que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y diversas
organizaciones de la sociedad civil han hecho con respecto al tema de atención
a víctimas.
A continuación
comparto un decálogo sobre las deficiencias que la Províctimas evidencia
desde su creación.
1.
No reconoce un
contexto de emergencia
nacional en el que el Estado también es victimario. Un contexto en el que las fuerzas de seguridad pública, militares, marinos y
funcionarios de todos los niveles de gobierno abusan de su poder y violan los
derechos humanos más fundamentales.
Un contexto que también ha sido diagnosticado por el Grupo de Trabajo sobre
Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU y por el que recomendó en
marzo pasado el retiro de fuerzas militares en tareas de seguridad.
2.
De lo anterior se
desprende que la Províctimas nazca sesgada y al margen del derecho internacional; pues no atiende la definición de víctima –ofendidos
del delito y víctimas del abuso del poder- expresado en la Convención de
Palermo signada por México en 1985.
3.
No garantiza la
participación efectiva de la sociedad civil. En
su composición, sólo contempla a cuatro ciudadanos, los cuales serán invitados
por Calderón. Hoy sabemos los nombres de estos cuatro ciudadanos: María Elena Morera, Isabel Miranda de Wallace, Alejandro Martí
y Patricia Caso. Los tres primeros son también víctimas de la violencia que
se vive en México, pero son de esas víctimas que han acompañado muy de cerca a
Felipe Calderón en esta guerra. Un ejemplo de ello es que tanto Wallace cómo
Martí se pronunciaron públicamente a favor de la Ley de Seguridad
Nacional que hoy se encuentra atorada en San Lázaro.
4.
No existe un
componente que garantice la protección
a víctimas. En este país es común que
muchas de las víctimas que se animan a denunciar o a emprender investigaciones
por cuenta propia –ante la incapacidad o complicidad de las autoridades- son perseguidas por los grupos criminales; sea con fuerzas
al margen de la ley o con aquellas que se han corrompido desde el interior del
Estado.
5.
De las muchas
ambigüedades que contiene el decreto, hay una que garantiza la revictimzación: al estar dirigida únicamente a aquellas personas
que sean víctimas de delitos del
fuero federal margina a aquellas que sean víctimas de delitos del fuero local.
6.
Surge como decreto
presidencial: no consulta
a la sociedad civil, a los especialistas en la materia, a las organizaciones
civiles que trabajan el tema.
Peor aún; no consultó a ninguna
representación de víctimas, por lo que no contempla sus necesidades.
7.
La Procuraduría Social
intentará coordinar dependencias de otras instituciones ya existentes, es
decir, las dependencias encargadas de la “atención” a víctimas de la
Procuraduría General de la República (PGR), de la Secretaría de Defensa
Nacional (SEDENA), de la Secretaria de Marina (SEMAR), por mencionar algunas.
Así pues, la
Procuraduría Social nace sin personal ni presupuesto propio, al mismo tiempo
que coordinará dependencias caracterizadas por su disfuncionalidad.
8.
El decreto deja a
total discreción de la Junta
de Gobierno el diseño y definición del alcance que se dará a esta institución. En la Junta de Gobierno participan representantes de
secretarias que también son responsables –directa o indirectamente- de las
muertes, desapariciones y otros crímenes que inundan el territorio nacional: Francisco Blake Mora (Secretario de
Gobernación), Guillermo
Galván Galván (Secretario de la Defensa Nacional), Mariano Francisco
Sáynez (Secretario de Marina) y Genaro
García Luna (Secretario de Seguridad
Pública), por mencionar algunos. Con esta medida se corre
el riesgo de seguir
garantizando impunidad a
aquellos policías, militares y marinos que cometan delitos.
9.
No existe
explícitamente un mecanismo de rendición de cuentas que garantice claridad en
el manejo de las finanzas.
10. No retoma las exigencias de justicia, memoria,
verdad, reparación del daño y garantía de no repetición. Es una instancia que se queda solamente en el
asistencialismo.
La Procuraduría
Social fue una propuesta que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
–en voz de Javier Sicilia- puso sobre la mesa en el diálogo del 23 de junio de 2011. Dicha propuesta fue
pensada en conexión con el fin de la guerra y con la adopción
de un modelo de seguridad humana y ciudadana que garantice y respete
los derechos humanos. La propuesta que
ha hecho el movimiento, debe entenderse como una alternativa integral, no como una suma de propuestas que puedan aplicarse de forma
aislada.
Ciudad
de México, a 12 de octubre de 2011
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